domingo, septiembre 30, 2007

Saliendo del closet

La madre esta cocinando, con su delantal a cuadros rojos y blancos, un poco sucio, un poco roto. El olor a la cebolla y el ajo sobre el aceite caliente ya invade toda la cocina. Ramiro está sentado en una silla sobre la pequeña mesa de la cocina. Sus manos transpiradas de nervios, las palpitaciones al límite. La mano fuerte de la madre comienza a abrir la lata de tomate, siempre 'salsati'.

Ramiro: Ma, tengo que decirte algo.
Madre: Sí, decime.
Ramiro: Para. Es importante.

Su madre se da vuelta preocupada. El cuerpo de Ramiro comienza a dar pequeños espasmos como siempre que decide decir la palabra en público. Pero esta vez era a su mamá. La misma madre que la cambiaba los pañales y le compraba helado todos los viernes de verano. Era su mamá ¿Cómo se le dice eso a su mamá?

Madre: No me asustes, Ramiro ¿Qué te paso?
Ramiro: No te pongas mal.
Madre: Por favor, decime que me ponés mal.

Ramiro duda...

Ramiro: Soy..., heterosexual.
Madre: No...
Ramiro: Sí. Andrea no es mi amiga. Estamos viviendo juntos. Somos pareja.
Madre: Ay, no.
Ramiro: No te pongas mal.
Madre: No..., espera, dame un segundo.

Los ojos de Ramiro se llenan de lágrimas. La madre se acerca y lo abraza fuerte. La cabeza de Ramiro se aplasta contra el vientre generoso de su mamá.

Mamá: No, mi vida. Es que me sorprendés. Vos sabés que te quiero y que... nada, es tu vida. Vos tenés que ser feliz ¿Sos feliz?
Ramiro: Sí.
Mamá: Eso es lo importante.
Ramiro: Mamá...
Mamá: Ay, qué, no me asustes.
Ramiro: Vos no tenés la culpa, mami.
Mamá: Ya sé mi vida... fue tu padre.